viernes, 30 de noviembre de 2012

Cuento de Navidad







El Ratón Pérez estaba triste porque no entendía el motivo por el que los niños no se cuidaban los dientes,siendo tan importantes para las personas ya que gracias a ellos podemos dibujar una sonrisa preciosa y regalarla a las personas que queremos y a las que no también.Además también gracias a ellos podemos alimentarnos y nutrirnos correctamente.
Una noche cualquiera en un día de otoño,salió de ronda en busca de dientes sanos y relucientes.
De repente un niño de seis años lo vio.
Era la primera vez que el Ratón Pérez era visto por un niño.
Se preocupo muchísimo porque pensó que ya no tendría el niño la ilusión de creer en él.
Ese niño se llamaba Abel,era rubio,delgado con ojos marrones.
Muy inteligentemente le pregunto ¿Por qué no te llevas mi diente picado?,ya se que los dientes picados tú no los quieres porque son de niños que no se cuidan los dientes,que no se lo cepillan después de cada comida.
He pensado que podemos hacer algo con esos dientes,podemos pedirle a los Reyes Magos que se los regale todos al Niño Jesús,para que su madre la Virgen María se haga un collar de perlas preciosas.
Desde ese momento el Ratón Pérez  dejo de estar triste porque entendió que si tenemos ilusión hasta las cosas más difíciles de conseguir se pueden hacer realidad.
Al final el niño,no solo creía en la magia del Ratón Pérez que había conseguido convencer a los Reyes Magos,sino también en los Reyes que eran tan mágicos que convertían  lo podrido en lo más preciado,si tenemos la ilusión y la fuerza para lograrlo.



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